domingo, 6 de diciembre de 2009

Cadáveres

Era un día típico de invierno, el sol brillaba allá en lo alto de mi mundo, y el frió invitaba a tomar café. Decidí hacerle caso y me acerqué a la confitería más próxima. Me senté, pedí el café más pequeño, sencillo y caliente que pudieran ofrecerme...y a cada sorbo sentía q mi cuerpo volvía a recuperar su calor, y a cada sorbo me volvía el alma al cuerpo. El café, la madera, el anís...todo me recordó a esa tarde en que te vi por primera vez, alguien lo recuerda? ella tan simple como siempre, la brisa le acomodaba suavemente el pelo en la cara, el sol, detrás de su figura la hacia brillar.
No entiendo cómo, y tampoco me interesa demasiado poder hacerlo, pero lentamente, las piezas de mi desarmado invierno, se empezaban a acomodar, mis labios, ya recuperados, sentían el violento café, frío...Lentamente, mi mente comenzaba a alterarse, pensamientos, imágenes, sentimientos..Permanecí en el café sentada durante 3 horas y 6 minutos, imaginando qué hubiera sido de mi destino, si el hubiera dejado de existir mucho antes, o al menos yo lo hubiese matado más temprano...Muertes que necesitaba atravesar para entrar en un nuevo túnel..Temido.
Tan pronto como me termine mi café...la tormenta arribo, era brutalmente fantástica. Nunca había visto semejante furia, las olas del mar tomaban formas extrañas y se alzaban en el aire como si fueran de algodón, los rayos atravesaban dimensiones desconocidas. Todos buscaban salvarse, y me acuerdo q me eche a correr y tropecé con vos, si vos! el tiempo paro, el silencio reino, y todo se freno, dos rayos uno encima de tu cabeza, el otro de la mía estaban a punto de abrazarnos como lenguas de fuego.
Yo intentaba, con todas mis fuerzas, de impedir que esos rayos nos unieran...el miedo a quemarme nuevamente me estaba invadiendo, y yo sólo quería correr. Pero me tomaste del brazo, sin decirme nada, simplemente mirándome, hiciste que poco a poco me calmara...y me detuviera. Afuera de nuestro mundo: calles vacías, café frío, soledad; dentro de nuestro mundo: simplemente, paz.
Pero cómo exteriorizar ese mundo imperfecto de nuestro ser si solo somos los dos en una campaña hasta el fin...
Me miraste, pero no me veías a mi, si no a alguien mas en mis ojos...pero no me querías decir q era, te insistí! y solo reaccionaste rodeando mi cuello con tus brazos y besándome lentamente, como si no quisieras q despertar mis sentimientos...creyéndote vacía y llena a la vez...flotando...volando!!

Volando hacia otra dimensión en la que yo nunca había estado, o quizás nunca había querido estar...te pedí que me dejaras, que no te acercaras a mí...me habían programado para no matar, pero a cambio de eso..Sufriría una agonía insostenible, dolorosa, incapaz de soportar. Me quedé estática mirándote, pero salí corriendo, desaparecí entre los autos, nunca más me volviste a ver.
Eso es lo q ella quiso creer, como no volver a ver a la única persona capaz de dibujarme una sonrisa, capaz de matarme y hacerme sentir tan vivo. Como es de suponer, conocía hasta el lunar que siempre quiso esconder, y el lugar al que siempre quiso escapar, Kerala. Así que emprendí mi búsqueda, y poco tiempo después me entere, que todo estaba escrito, y yo la encontraría en el mismo lugar en el q nos casaríamos.
Hice de todo para poder llegar...Kerala parecía inalcanzable, pero más lejos creía que estábamos nosotros dos. Llegué a donde estaba, todo era como alguna vez habíamos imaginado...lo encontré, y quise volver a huir, pero nuevamente su mirada me regaló esa paz q tanto necesitaba, casi sin darme cuenta. Hablamos como esa tarde en el café, sin hablarnos, le propuse pasar la noche en casa, y lo mismo le dije al día siguiente...y al siguiente.
Sabiendo que algún día partirías como era tu costumbre y me dejarías con un tremendo vacío en las venas, pero una razón para buscarte en tu cuerpo.
Han pasado 6 años y 14 días, estoy sentado en la misma mesa del café en el que la vi por primera vez, se que vendrá, la conozco, y en mi globo tengo un regalo para Uma…

Gracias deliriosinfonico

lunes, 30 de noviembre de 2009

lunes, 16 de noviembre de 2009



No necesito abrazos
no necesito besos
no necesito consuelos
sólo necesito
QUE ME DIGAS LA VERDAD

martes, 10 de noviembre de 2009

Tren de las 11:30


Ayer todo parecía una terrible pesadilla de la cual despertaríamos rápidamente.Hoy,con el futuro sobre mis hombros,parece que el tirano tiempo empieza a jugar. Creíamos que nunca llegaría el momento,pensábamos que jamás ibamos a decir "hasta luego", pero inevitablemente todo empieza a rodar.
Ignorarte,mentirte,rechazarte y hasta maltratarte fueron estrategias que intenté utilizar para alejarte de mí, pero nada de esto dio resultado.
Así que decidí darme por vencida,entendiendo que la distancia y el tiempo se harán cargo de nostros dos; mientras tanto, yo elijo disfrutarte, en la medida que me dejas...Elijo tenerte a mi lado, no de la forma que quiero,pero a mi lado a fin de cuentas. Elijo no callar lo que siento,como siempre lo hice,porque sé que falta poco para que mi tren indique su partida, y no quisiera que queden facturas por saldar.
Ni siquiera sé si decir "nuestros caminos se separan", porque no sé si alguna vez estuvieron unidos,o si el destino los juntará. Pero en lugar de lamentar lo no sucedido, te propongo que armemos juntos mi valija, y simplemente me despidas diciéndome "nos volveremos a encontrar" .

miércoles, 7 de octubre de 2009

NUNCA TE ESCUCHÉ DECIRME
TE QUIERO
NI SIQUIERA
POR CARIDAD

El segundo planeta estaba habitado por un vanidoso:

-¡Ah! ¡Ah! ¡Un admirador viene a visitarme! -Gritó el vanidoso al divisar a lo lejos al principito.

Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores.

-¡Buenos días! -dijo el principito-. ¡Qué sombrero tan raro tiene!

-Es para saludar a los que me aclaman -respondió el vanidoso. Desgraciadamente nunca pasa nadie por aquí.

-¿Ah, sí? -preguntó sin comprender el principito.

-Golpea tus manos una contra otra -le aconsejó el vanidoso.

El principito aplaudió y el vanidoso le saludó modestamente levantando el sombrero.

"Esto parece más divertido que la visita al rey", se dijo para sí el principito, que continuó aplaudiendo mientras el vanidoso volvía a saludarle quitándose el sombrero.

A los cinco minutos el principito se cansó con la monotonía de aquel juego.

-¿Qué hay que hacer para que el sombrero se caiga? -preguntó el principito.

Pero el vanidoso no le oyó. Los vanidosos sólo oyen las alabanzas.

-¿Tú me admiras mucho, verdad? -preguntó el vanidoso al principito.

-¿Qué significa admirar?

-Admirar significa reconocer que yo soy el hombre más bello, el mejor vestido, el más rico y el más ïnteligente del planeta.

-¡Si tú estás solo en tu planeta!

-¡Hazme ese favor, admírame de todas maneras!

-¡Bueno! Te admiro -dijo el principito encogiéndose de hombros-, pero ¿para qué te sirve?

Y el principito se marchó.

"Decididamente, las personas grandes son muy extrañas", se decía para sí el principito durante su viaje.

martes, 29 de septiembre de 2009

Asunción de Ti




A Luz

1

Quién hubiera creído que se hallaba
sola en el aire, oculta,
tu mirada.
Quién hubiera creído esa terrible
ocasión de nacer puesta al alcance
de mi suerte y mis ojos,
y que tú y yo iríamos, despojados
de todo bien, de todo mal, de todo,
a arrojarnos en el mismo silencio,
a inclinarnos sobre la misma fuente
para vernos y vernos
mutuamente espiados en el fondo,
temblando desde el agua,
descubriendo, pretendiendo alcanzar
quién eras tu detrás de esa cortina,
quién era yo detrás de mi.
Y todavía no hemos visto nada.
Espero que alguien venga, inexorable,
siempre temo y espero,
y acabe por nombrarnos en un signo,
por situarnos en alguna estación
por dejarnos allí, como dos gritos
de asombro.
Pero nunca será. Tú no eres ésa,
yo no soy ése, ésos, los que fuimos
antes de ser nosotros.

Eras sí pero ahora
suenas un poco a mí.
Era sí pero ahora
tengo un poco de ti.
No demasiado, solamente un toque,
acaso un leve rasgo familiar,
pero que fuerce a todos a abarcarnos
a ti y a mí cuando nos piensen solos.

2

Hemos llegado al crepúsculo neutro
donde el día y la noche se funden y se igualan.
Nadie podrá olvidar este descanso.
Pasa sobre mis párpados el cielo fácil
a dejarme los ojos vacíos de ciudad.
No pienses ahora en el tiempo de agujas,
en el tiempo de pobres desesperaciones.
Ahora sólo existe el anhelo desnudo,
el sol que se desprende de sus nubes de llanto,
tu rostro que se interna noche adentro
hasta sólo ser voz y rumor de sonrisa.


3

Puedes querer el alba
cuando ames.
Puedes
venir a reclamarte como eras.
He conservado intacto tu paisaje.
Lo dejaré en tus manos
cuando éstas lleguen, como siempre,
anunciándote,
Puedes
venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú.
Aunque mi voz te espere
sola en su azar
quemando
y tu sueño sea eso y mucho más.
Puedes amar el alba
cuando quieras.
Mi soledad ha aprendido a ostentarte.
Esta noche, otra noche
tú estarás
y volverá a gemir el tiempo giratorio
y los labios dirán
esta paz ahora esta paz ahora.
Ahora puedes venir a reclamarte,
penetrar en tus sábanas de alegre angustia,
reconocer tu tibio corazón sin excusas,
los cuadros persuadidos,
saberte aquí.
Habrá para aprender otra piedad
y el momento del sueño y el amor
que aquí permanecieron.
Esta noche, otra noche
tú estarás,
tibia estarás al alcance de mis ojos,
lejos ya de la ausencia que no nos pertenece.
He coservado intacto tu paisaje
pero no sé hasta donde está intacto sin tí,
sin que tú le prometas horizontes de niebla,
sin que tú le reclames su ventana de arena.
Puedes querer el alba cuando ames.
Debes venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú,
aunque contigo traigas
dolor y otros milagros.
Aunque seas otro rostro
de tu cielo hacia mí.

Mario Benedetti



jueves, 17 de septiembre de 2009

Cuatro puntas,y una más


América tenía pegada en una de sus cuatro paredes una estrella de una sola punta,
América conoció a LoboSombra,misterioso,implacable,independientemente dependiente del resto. Con LoboSombra, América conoció lo más extraños y maravillosos mundos existentes; con LoboSombra, América ríe y es feliz.
América conoció a LudovicaLunar,amante de las utopías y las fuertes realidades,sensible,fiel a sus inseguridades. Con LudovicaLunar,América se siente una hormiga,le encanta escucharla hablar y contagiarse con su risa en aumento. A veces América quisiera hacer que la vida de LudovicaLunar fuera más sencilla,pero sabe,que todo lo que se aparece en su camino es porque tiene la capacidad para soportarlo. Con LudovicaLunar,América aprende,ríe y es feliz.
América conoció a VerdeVómitoVivo,diferente como todos,especial como pocos.Con VerdeVómitoVivo,América entendió lo que es el mundo interior,lo que significa vivir para aprender a vivir,América comprendió la necesidad del silencio,y el ruido que provoca. América admira la capacidad de tolerancia de VerdeVómitoVivo,la profunda conexión con su interior,y lo mucho que pocas palabras pueden decir.Con VerdeVómitoVivo, América quisiera callar un poco más,ríe y es feliz.
América conoció a Delirium, de extrema sensibilidad y sencillez, Delirium es una especie de débil fortaleza. Con Delirium, América aprendió lo que significa sentir con el alma, y también descubrió las consecuencias que eso implica. Con Delirium, América encontró cierta paz necesaria para calmar sus tormentas eléctricas...Pero a América le cuesta plantearse si verdaderamente se puede luchar por los sueños, como Delirium quisiera. Con Delirium, América encuentra el extraño complemento,ríe y es feliz.

Cuatro personas que arrasaron con la calma establecida en la vida de América;y ahora,cuando América debe pelear por lo que desea,no quiere olvidarse de esos cuatro huracanes,cuatro estrellas que completaron,y completan,una sola punta.

Ironías

Me considero amante del Principito,amante de las jirafas,amante de la literatura y todas las artes,amante de la danza,amante de la honestidad, amante de las películas, amante del buen humor y diaria ejercitadora del mismo, amante de la sonrisa,de la risa,del llanto y del dolor, amante de los errores y de su posterior y poco ocasional aprendizaje,amante de los afectos, de las miradas, amante de las palabras extrañas, amante de la verborragia, amante de los niños, amante de las inquietudes, amante de los misterios, amante de las transformaciones, amante de las bipolaridades,amante de las historietas,las publicidades,amante del cigarrillo y el buen alcohol en momentos no especiales,amante del silencio y el ruido extremo,amante del sonido,amante de las antigüedades, amante del yoga y la meditación, amante de La India, amante de los amaneceres y atardeceres...Pero no me considero amante de la vida.

Sólo un poco de sinceridad
para despertar
reparar
renacer al corazón
y volver
a empezar
a aprender
a creer
nuevamente

No vendría nada mal...

Mentira I


Repentinamente volvés y me pedís el pase libre a mi vida, con un inventario de disculpas, excusas y demás, mostrás tu arrepentimiento y relatás el melodrama más angustiante que pude escuchar, donde vos sos el protagonista.
Era la primera vez que te veía llorar, que te escuchaba sincerarte, y no te daba vergüenza mostrarte débil ante mí. Por supuesto, yo me sentía más confundida que nunca: sostenía la mirada para no perder la costumbre, pero no podía ni pestañear, el asombro me invadía, ni siquiera podía llorar.
Nos gritamos, nos besamos, y nos volvimos a gritar. Con una furia colmada de angustia y dolor, te dije que yo ya había tomado vuelo, y no podía aterrizar para darte una oportunidad…mientras te acariciaba el cabello. Vos, arrodillado, abrazado a mis piernas y con la cabeza apoyada en mi falda, no dejabas de pedirme que no me fuera, que no te olvidara. Me pedías perdón al compás de cinco lágrimas cayendo por cada ojo, repetidamente.
El olor a café se hacía más y más fuerte, y tu voz y tu rostro más y más débiles. Mis ojos comenzaban a dolerme y mi cuello se sentía extraño. Desperté. Todo había sido un sueño. En ese momento, comprendí que ciertas cosas en mi vida aún no quieren cambiar, sólo lo hacen en mis sueños. Dicen que se hacen realidad.

sábado, 5 de septiembre de 2009


Cuando elegir cambia nuestra vida,
PARA SIEMPRE
Incomoda,duele y desestabiliza...pero es necesario

lunes, 31 de agosto de 2009

La lluvia y los hongos

¿Sinceridad? Cuidado con la palabrita. Por lo pronto, querida, no era éste nuestro convenio de hace cuatro horas. ¿Recordás lo que dijimos? No existe el pasado. Claro que es difícil abolirlo. Pero reconocé que hubiera sido lindo quedarnos con nuestra imagen de hoy, vos y yo en aquel zaguán oscuro, provisoriamente resguardados del aguacero, vos y yo mirándonos, vos y yo sintiendo que de pronto circulaba entre ambos la corriente milagrosa, vos y yo inscribiéndonos tácitamente en el compromiso de venir aquí, o a cualquier habitación tan sórdida como ésta, para repetir, como siempre con fundadas esperanzas, la búsqueda del amor.

Después de todo, ¿qué crees que es la sinceridad? ¿Que yo te diga lo que te gusta y vos me digas lo que me revienta? Cuidado con la palabrita. La sinceridad (cuando es sincera, porque también hay una sinceridad falluta) siempre nos llevará a odiamos un poco. Ahora me da lástima verte así, tan indefensa, tan iluminada. ¿Querés apagar la luz? Conviene que te cubras, por lo menos. Además, ya no llueve. A lo mejor, tenés razón. Terminada la lluvia, el pasado vuelve a nacer, como los hongos. ¿Querés que empiece por la infancia con padres, con libros y sin ternura? No, esa parte es más bien tediosa. ¿O querés que empiece por la zona de amistad? Ya sé, estarás pensando: cuántas ventajas para el hombre, Dios mío (porque vos decís a menudo diosmío), no cultivan la virginidad ni tienen los pies fríos ni soportan la menstruación, y, como si eso fuera poco, poseen la necesaria ingenuidad para creerse amigos, nosotras en cambio sabemos a qué atenemos: nos encontramos, nos reímos con cierto escándalo, nos besamos simbólicamente con los labios en el aire, decimos pestes de las cuñadas, de las primas, de las presuntas amigas ausentes, comparamos detalles de nuestros novios, amantes o maridos, intercambiamos falsas confidencias y besamos otra vez el aire antes de separamos con la misma sorna, con la misma envidia contenida. Sí, estarás pensando eso, y quizá tengas un poco de razón. Pero la verdad es que a mí no me ha hecho feliz la amistad. Simplemente compruebo. Tuve exactamente tres amigos. Ya ves que no es tan fácil. Sólo tres. El primero se quedó con un sobre que contenía mi sueldo y nunca más supe de él. Con el segundo me tomé a golpes, y las cicatrices respectivas (ésta del pómulo, otra en su hombro derecho) nos impiden olvidarlo todo. En cuanto al tercero, me quitó una novia. No, esa vez yo no estaba realmente enamorado. Lo importante vino después. Fue la única ocasión en que me sentí vivir en pleno, como un animal nuevo y despierto, ágil, sensible, aunque horriblemente preocupado. Estaba, cómo explicarte, deslumbrado ante esos inesperados matices de posesión y de ternura que descubría en los menos comunicables de mis pensamientos. Pasaba como un fantasma por mi empleo, por la calle, por mi casa. Estaba enamorado como puede estarlo un chico de su maestra, o de la amiga de su hermana mayor. ¿Cómo era ella? Bah, era inculta, primaria, pero tenía una sabiduría instintiva que la hacía intocable, una sensibilidad que convertía en perfecto. todo cuanto hacía. Hablaba sin gran elocuencia, un poco a balbuceos, pero poseía la elocuencia más dificil: la de las actitudes. Frente al problema más intrincado, su actitud era siempre irreprochable. Tenía un increíble olfato de lo que estaba bien. Un desequilibrio que a la postre me resultó intolerable. Ella me quería, estoy seguro, pero había una suerte de juego mezclado a su amor. Yo tenía una horrible conciencia de no ser tomado en serio. Pero mi amor, llamémosle así, tampoco era limpio. Estaba, cómo te diré, contaminado de respeto. Y así no se puede, claro. Quizá ella tenía la horrible sensación de ser tomada en serio. Nunca se sabe. De todos modos, era un desequilibrio. Un día no pude más y la golpeé. Tuve que hacerlo. La golpeé, la humillé, la obligué a cometer acciones que eran denigrantes en nuestra relación. Tenía que verla alguna vez en una postura horrible, en una actitud absurda, reprochable. Ya sé que es dificil de comprender, no precisa que me mires así. No lo conseguí, claro. Porque ella pudo resistir. ¿No te digo que la obligué? En ese momento pensé que lo había conseguido. Estaba allí, asombrada y despreciable, y yo podía mirarla sin respeto, como si hubiera verdaderamente prostituido su pasado. Pero al día siguiente ella adoptó de nuevo la única actitud irreprochable, la única que podía purificar la inmundicia de la víspera. ¿Todavía no comprendes? Abrió el gas. La maté, claro. ¿Querías decir eso? Fui el culpable, el único, ¿te das cuenta? Y ahora, por favor, hablemos de otra cosa. De tus amores, por ejemplo.

Mario Benedetti

domingo, 30 de agosto de 2009


No entiendo por qué dicen "Me conformo con mirarte"
Yo no me conformo con mirarte

Me gustaría que vinieras a caminar conmigo bajo la lluvia
y me gustaría que me explicaras por qué el abrazo,la mirada y la palabra perfecta para mí...si un día elegiste y a mi no me incluía esa elección...
Pero lo que más,más me gustaría...

viernes, 21 de agosto de 2009

David canta su salmo


[...] Odio,en una palabra. Y un odio de la peor especie, porque su causa está en el sujeto que odia, está en el propio tipo que odia. Él lleva consigo mismo el motivo,el objeto de su odio. Es sujeto y objeto de su propio odio, ¿me entiende? Y para esta clase de odio no hay remedio. Acuérdese de Nietzche: no hay redención para el que sufre de sí mismo, a no ser una muerte súbita. Also sprach Zarathustra. Estos tipos reciben constantemente la pisada del mundo. Cualquiera se les impone, y ellos no pueden guarecerse sino en el camouflage, en la pasividad, en el mimetismo. Sonriendo y callando.Aguantando,en una palabra. Y ahí está el peligro. En que aguantan, en que están obligados a aguantar. Porque aguantar, usted sabe, es una energía para dentro, una fuerza que tenía que ser centrífuga y usted la tuerce, la da vuelta y la hace centrípeta. Y entonces, claro, el homúnculo hace eso, aguanta,aguanta,aguanta,la prepotencia, el fracaso,la soledad, la postergación, todo lo aguanta. Pero cada cosa que aguanta es una piedra que se echa dentro del espíritu y hace peso. Hasta que un día la capacidad está colmada, y entonces basta un grano de arena, una nimiedad que le exija un nuevo aguante,y todo lo que el hombrecito lleva adentro le sale al exterior con la fuerza de un volcán en erupción,lo desfonda,lo da vuelta del derecho al revés, como a una media, y ocurre una catástrofe: el hombrecito mata,incendia,hace una revolución. La gente se queda atónita: cómo, ¿ese infeliz que no levanta medio palmo del suelo, que nunca dijo esta boca es mía, y ahora?Precisamente, chauchas,ahora. Ahora ha hecho lo que ha hecho porque no levanta medio palmo del suelo y porque nunca pudo decir esta boca es mía. Si por un lado la superficie está demasiado lisa, es porque del otro lado están las costuras y los nudos.


Confesión de David Réguel en "Rosaura a las diez" de Marco Denevi

martes, 28 de julio de 2009

De CIEGOS y MUDOS


Julio del año mil novecientos tormenta y tempestad. Seis de la tarde y un frío de esos que congelan los huesos. Escapé de casa hacia el centro de la ciudad para perderme entre la multitud; sentirme diminuta y desprotegida, como en casa. Sólo que afuera se olvida más rápido.
En la plaza principal me senté en un banco, tan deteriorado como el comienzo de mi día. Al principio dudé, pero ese asiento era el único capaz de entenderme, así que decidí acompañarlo. Junto con un par de cigarrillos y otros de más, pasaron unos cuantos minutos de silencio absoluto. La gente iba y venía, nadie se detenía, todos reían, todos estaban serios, algunos gritaban, pero a pesar de eso, todo se mantenía en silencio,
Todo en silencio hasta que un pequeñísimo “tic-tic”, como de bastón, me interrumpió. Levanté mi cabeza y vi a una loca pareja sentarse en un banco enfrente de mí. Un chico de pequeña estatura y caminar gracioso, acompañaba a una muchacha de peculiar vestimenta y cabellos que me hacían reír; no sé por qué, pero me alegraba verlos pasar.
Cuando comencé a mirar detalladamente, pude observar que ella era ciega. Él la ayudaba a caminar en silencio; se sentaron en silencio. Ella, ciega, él, mudo. En algo así como un accidente intencional, quedaron presos de su nueva realidad. Aún no puedo entender cómo se comunicaban, pero reían, lloraban, hablaban con el alma.
Lo que más impresión produjo en mí fueron los intentos de cada uno por sanar al otro: él quería devolverle la vista y ella el habla, y por momentos parecían lograrlo, pero no. Aunque eso no importaba demasiado, ellos volvían a reír, a llorar y a hablar con el alma.
Con los ojos quietos en un solo lugar, ella le confesaba a su amigo la necesidad de volver a ver, se sentía derrotada y sin fuerzas para poder luchar. Él, me costaba descifrar cómo, le explicaba sus ganas de gritar, de hablar, de expresarse de la manera más añorada. Pero lo que más me impactó fue que yo podía entenderlos.
Luego de una larga y extraña conversación, se prometieron salir adelante y para eso se ayudarían hasta el cansancio.
Miré mi reloj y ciertas agujas me señalaban el camino a casa. Llegué y pesadamente me recosté, durante varias horas no quise atender llamadas ni hablar con nadie, los amigos de la plaza me tenían casi sin pestañear, sólo podía pensar en ellos.
Al poco tiempo volví a la misma plaza, a la misma hora y me ubiqué en el banco más deteriorado del lugar. De repente, pude distinguir a lo lejos dos figuras que me resultaban familiares. Por el cabello alocado me di cuenta de que era ella. Por su gracioso caminar, era él. Ella caminaba sin bastón, mirando todo lo que se encontraba a su alrededor, libre, plena; había recuperado la visión. Su felicidad, casi completa, su amigo aún no podía hablar.

viernes, 12 de junio de 2009

El día que decidí no pensar


Fue ahí cuando aprendí a no esperarte
fue en ese momento donde comencé a no sonreírme sola cuando mi memoria recordaba tu sonrisa
fue ahí cuando entendí que nunca volverías,mi boca empezó a escapar de tu nombre,y desde ese día los sobrenombres no alcanzan.
Fue a partir de ahí que camino esperando no encontrarte,ni solo ni acompañado.
El día que decidí no pensar,te demostré que aún sigo sintiendo,aunque sea en vano,
fue ahí cuando el orgullo y el miedo se fueron a dar un paseo, y la resignación me invitó a tomar un café. Nos hicimos grandes amigas.
Fue ahí cuando decubrí que tenerte cerca mío,es un asunto tangible, y de eso ya no se encarga el corazón.
Fue ahí que comprendí que la única forma de tenerte es no tenerte como te quuiero tener,
fue ahí que comprendí que ya no podía juagr con el futuro,y que de ahora en más el día a día era un término que tenía que aprender a utilizar,
fue ahí que comprendí que la única forma de amarte es conversando y riendo juntos otra vez, reemplazando los besos y los abrazos que te solía mendigar.
Y desde ahí,aunque sea con una sonrisa,intento demostrarte que te llevo conmigo,junto con el día que decidí no pensar

lunes, 1 de junio de 2009

Silencios compartidos


De lunes a viernes, de enero a diciembre, me encuentro aquí: inmóvil, muda, casi indiferente. Durante días siento una melancolía invasora, donde sólo cabe un pensamiento feroz: no saben quién soy. Ellos me piden libertad o encierro y yo tengo el poder de concederles lo que deseen, pero los necesito para ello. Me golpean, una, dos, tres veces… si de adentro no responde nadie, mi vecino comienza a gritar: supongo que sus gritos son más molestos que los míos y es por eso que le obedecen con mayor rapidez.
Con el paso del tiempo vivo dos realidades diferentes y constantes: de adentro: charlas, muertes, fotografías detenidas, vidas, risas, llantos, nuevos y viejos habitantes, compañeros de rutina, luz y oscuridad, día y noche…Escucho las confesiones más secretas y oscuras, y las más públicas y vanas. Muchas veces quisiera retar a aquel hombre y decirle que en lugar de golpear a su esposa me golpee a mí. Pero sólo puedo callar y mirar. Muchas veces quisiera decirle al televisor que no gobierne la mente de los habitantes. Pero sólo puedo callar y mirar cómo mueren en el completo sometimiento ante el poderoso electrónico. Muchas veces me gustaría preguntarle, casi ya con desesperación, qué le sucede a aquella pared que me mira con detenimiento…no me quita la vista de encima, y sus enormes cuadros parecen acosarme, y acusarme. Y muchas veces también, me gustaría que aquellos adolescentes que música le dicen a la vida…no canten más canciones tristes, porque mi madera llora y se comienza a desarmar. Y sólo puedo crujir. De afuera: charlas, muertes, fotografías detenidas, vidas, risas, llantos, nuevos y viejos habitantes, compañeros de rutina, luz y oscuridad, día y noche…la diferencia está en que son pasajeros. A pesar de esto, tanto quisiera gritar… pero sólo puedo abrir y cerrar, dejar salir o dejar entrar.

Yo, la puerta.

Me quedo parada observándola detenidamente pensando, que si hablara, cuántas horas de café podríamos compartir.
Tanta gente pasó cerca suyo sin darse cuenta que existe. En cambio ella, dejándose dominar, les da a cada uno la opción de la libertad, o la de resguardarse sobre sus espaldas. Soportó el paso del tiempo y las influencias de éste sobre su cuerpo: cambiando de color, de forma, con nuevos clavos, nuevas manos que se afirmaban, y día a día, accesorios que la ayudan en la difícil tarea de brindar seguridad.
Al mirarla con alegría, pienso en las tantas risas, carcajadas, recuerdos, chistes de buen y mal gusto, buenas noticias, ella escuchó, y escucha, en silencio.
Al mirarla con tristeza, imagino cuántos llantos, enojos, gritos, golpes, muertes, heridas, recuerdos, descargas contra ella debió soportar, y soporta, en silencio.
Al mirarla con cierta intriga, me encantaría saber cuántos secretos guarda, si son los mismos que yo sé, cuántas confesiones ocultas, si recuerda cada una de mis transformaciones, cuántas personas dejó entrar y salir que sólo ella sabe que existen, y los ayudó, en silencio.
Y al mirarla, simplemente mirarla, una sensación escalofriante me invade, al pensar en su memoria, en su silencio. Será por eso que la miro tanto, será por eso que al bajar ella su picaporte, un miedo monstruoso me hace creer que la pierdo; es ahí cuando cierro mis ojos para no ver su partida, y cuando los abro y la veo… puedo darme cuenta de lo importante y fuerte que es mi puerta.

Yo, la pared.

viernes, 22 de mayo de 2009

INSPIRACION

SÉ FELIZ




Tengo que felicitarte, tu golpe fue el más bajo que hace mucho tiempo no recibía. Creo que no me alcanzarían los renglones de este papel para pasar en limpio cada jugada, cada movimiento.
Una vez cumplido tu objetivo, mi mundo poco a poco comenzó a desmoronarse. Los miles y miles de relatos que había inventado para tenerte cerca de mí, comenzaban a quemarse por el fuego del dolor en mi memoria. La noticia de saber que te perdía para siempre, sin siquiera haberte tenido, era un efecto de causa/consecuencia que hasta hoy nunca pude entender. Fue así como todo se invirtió: las noches eran días, eran noches, eran. Por momentos eran tormentas, lluvia y granizo, y cuando el sol quería asomarse, la oscuridad de la noche lo mandaba a brillar a otro mundo.
Al cabo de unos días, siglos, tuviste la elocuencia de decidir confesarte, y me elegiste para eso. Entre silencios y miradas te pregunté si eras feliz, a lo que entre idas y venidas no supiste qué contestar. Tus mensajeros, muy bien remunerados por vos debo admitirlo, me cuentan que preguntás por mí, vaya ironía, mi soledad y yo hablamos bastante de eso, será porque no sabemos cómo perderte ni cómo encontrarte. Te conté que, por fin, estaba logrando compartirme, que las piezas de mi rompe-cabezas poco a poco empezaban a encajar. Los nervios en tu mirada (y exagero con esta palabra, porque en ningún momento pude volver a perderme en su color) hablaban más que tus palabras, y decían tanto, tanto, que constantemente se contradecían. Será porque no te escuchabas, o no te querías escuchar. Mi cabeza, cerrada (no podía entenderte, hasta hoy no puedo) analizaba cada movimiento tuyo, intentando por lo menos aceptar tu condición. Con la excusa de cumplir con los deberes morales, y de mi falta de amor hacia vos (“si tan sólo hubieses demostrado” me decías, “si tan sólo me hubieras avisado que estabas conmigo” no me cansaba de repetirte) decidiste dejar todo, incluso lo que nos había faltado agarrar.
Me ofreciste llevarme a casa, fue el trayecto más largo de mi vida, y al despedirnos, tus brazos rodeando mi cuerpo me devolvían el alma y me imaginaba volviendo a empezar. Pero un instante de realidad nuevamente volvió y mi sistema programado para olvidarte me recordó que no eras para mí. Me aparté y simplemente no quise mirarte, mis ojos gritaban cosas que vos no sabías entender.
Palabras entrecortadas, un nudo en mi garganta y mis ojos ahogados en la tristeza y el enojo. Nuestro amigo el silencio estuvo más presente que nunca en nuestra charla: a pesar de habernos dicho tanto, no sé por qué, volviste a callar. Sólo dos palabras, sé feliz te dije, vos te contuviste y tu mirada de repente se pudo sostener. Dame tiempo, te pedí, y uno de tus mensajeros me pidió que yo te lo diera a vos.
Son cosas que me cuestan entender, quizás porque no me hacen feliz, o porque a mí no me benefician, de una forma u otra… ya no te tengo más aquí.

domingo, 17 de mayo de 2009

Y ENTRE TANTO Y TANTO


En uno de esos días en los que a una le agarran los incontrolables “ataques de inspiración” me puse a pensar en algo que siempre hice, pero hace poco tiempo empecé a notar. Mediante un proceso casi inconciente, casi intencional, tiendo a ocultarme detrás de las palabras. Los que me conocen podrían explicarles mejor esto, pero para ahorrarles tiempo, decidí contarles desde mi perspectiva, cómo se desarrolla esta acción. Puede que la tristeza me invada profundamente, y a pesar de eso, muestre una sonrisa de oreja a oreja… pero si por casualidad tuviera la necesidad de escribir, pobre de aquél que quiera leer mis penas…se ahogaría conmigo en un vaso de agua. Mis actitudes respecto al amor, la amistad, el dolor, la agonía, la nostalgia, la alegría, en fin, no tienen mucha diferencia con lo que anteriormente les expliqué. A pesar de contar con la capacidad de plasmar en el papel todas aquellas experiencias que me atraviesan y ahorcan hasta no ser exteriorizadas gracias a la escritura… aún no puedo descifrar el enigma que me limita a una simple letra, a un simple fonema, a una simple oración. Y peor que eso…es la inacabable manía de ocultarme tras ellos. Cosa que muy pocos pueden entender. Es tan fácil para algunos poder explicar lo que sienten, teniendo a una multitud que lo escuche…yo prefiero que me lean, supongo que será por la sinceridad de mis palabras, que lejos están de la intención de ser comprendidas, o aceptadas. Puede que también sea por eso que me aterroriza presentarlas al mundo, como MIS palabras.
Ahora que releo todo lo que estoy intentando, al menos, confesarles, me doy cuenta de que el meollo del problema es el MIEDO. Bueno…debería empezar terapia entonces.

lunes, 11 de mayo de 2009

Contrato


Te propongo algo: firmemos un contrato. Sí, sí, eso, un contrato en el que podamos pautar cómo puede funcionar lo nuestro de ahora en más.
Un contrato donde cada uno cumpla con lo pactado, donde nos propongamos a respetar todo lo que dice, y donde la letra chica no tenga mucho más para agregar.
Un contrato donde yo pueda acercarme a vos y no me dejes contarte mi historia: el pasado no tiene por qué estar entre nosotros, me vas a decir, el presente es nuestro y eso vale mucho más.
Un contrato donde vos puedas elegir entre alejarme, o acercarme más hacia vos.
Un contrato donde elijas escucharme, o puedas dejarme hablando sola.
Un contrato donde las indecisiones se anulen, no tengan lugar.
Un contrato donde el juego, favorece a ambas partes por igual.
Un contrato donde yo te cuente cómo fue que llegué hasta vos, y ahí, en esa misma cláusula, vos me digas que eso mismo a vos también te pasó.
Un contrato donde yo te proponga no sufrir más, y vos lo firmes sin siquiera pensar.
Un contrato donde se aclare que no hay vuelta atrás, y que en este juego, los dos queremos jugar.
Un contrato donde me exijas, me pidas, y te ruegue, poder volver a mirar.
Un contrato en el que dejemos que el destino ponga las reglas, nada de imponerse, las partes siempre van a estar de igual a igual.
En este contrato yo te entiendo, y sé por lo que has debido pasar.
En este contrato vos tenés miedo, no te hagas problema, yo temo mucho más.
Pero este contrato es nuevo, prometo cumplir con cada una de las cláusulas, sin quejarme ni dar un paso atrás.
Yo ya firmé este contrato, vos… ¿qué más necesitás pensar?

jueves, 30 de abril de 2009

D E S P E R T A R


Despertar, vestir, desayunar, salir, estudiar, volver, almorzar, dormir, estudiar, amigos, familia, cenar, bañar, dormir.
Mirar, escuchar, pensar, sentir, hablar, llorar, reír, extrañar, desear, odiar, lamentar, amar, querer, dejar, tomar, enojar, perdonar, olvidar, recordar, escribir, borrar, leer, gritar, callar, caer, levantar, sonrojar, disimular, cantar, bailar, disfrutar, rechazar, aceptar, aburrir, divertir. Ahora feliz, ahora triste, ahora reír, ahora llorar, ahora caminar, ahora estar sola, ahora pedir compañía.
Despertar, vestir, desayunar, salir, estudiar, volver, almorzar, dormir, estudiar, amigos, familia, cenar, bañar, dormir.
Mirar, escuchar, pensar, sentir, hablar, llorar, reír, extrañar, desear, odiar, lamentar, amar, querer, dejar, tomar, enojar, perdonar, olvidar, recordar, escribir, borrar, leer, gritar, callar, caer, levantar, sonrojar, disimular, cantar, bailar, disfrutar, aceptar, aburrir, divertir. Ahora feliz, ahora triste, ahora reír, ahora llorar, ahora caminar, ahora estar sola, ahora pedir compañía.
BASTA. ¿Qué estas haciendo?
De repente, todo se ha convertido en un rutinario mecanismo. Todos los días son iguales, pierdo la noción del tiempo y cuando entro en razón me doy cuenta del automatismo de mi vida.
Por momentos, siento que me he convertido en una especie de robot, programado para la rutina, inclusive para sentir. Por momentos, me detengo y caigo. Duele. Duele porque puedo ver cuánto he pasado en tan poco tiempo, sin ser conciente de eso. Duele porque el tiempo se ha convertido en mi verdugo, y me castiga sin piedad.
Paro. Te miro, me miro. Estás tan ausente como yo dentro de mí… Sólo que yo no me di cuenta antes. Cuando me entero, ya pasó…ya se fue. ¿Qué siento? Robot. ¿Qué pienso? Robot. ¿Dónde estoy? Robot. No quiero convertirme en eso, no quiero ser parte de la gran burbuja de la que todos lentamente caen, donde te extirpan la esencia, no hay tiempo para eso, sólo para pensar. Quiero detenerme, ubicarme, mirar hacia atrás, proyectar hacia delante. Quiero que desaparezcas, robot. No me sirve tu programa, no lo quiero, me destruye, me construye como vos querés. Yo sólo quiero vivir, yo sólo quiero ser.

miércoles, 29 de abril de 2009

Nuevo


A mí, el dolor me enseñó muchas cosas, y entre tanto que me dio, me quitó la posibilidad de poder volver a confiar…

De la pelea entre la persona racional y la pasional, sólo rescaté un par de lágrimas, arrepentimientos, ganas de arrancarme el alma del cuerpo, noches de alcohol y tabaco, y un manojo de resacas que no se curaban con volver a dormir. Nunca tendrían que haber sido rescatados, sino olvidados.

La persona racional, digamos, lo ajeno, trataba de tener la razón todo el tiempo. Ella sabía que estaba en lo correcto, pero cómo hacerle entender a la pasión que debía confiar en ella, la razón.

Se cometieron varios crímenes durante esa batalla: murieron viejos amores, murieron nuevos, dispuestos a terminar con la locura que adentro mío aumentaba a ritmo de fábrica, murió el tiempo, y por momentos, sentía que también había muerto el corazón.

Y ya, cuando no quedaba más nada que una razón muerta y una pasión, ciega, que creía haber ganado por afano…de repente, todo empezó a cambiar.

Quizás por cansancio, por desgano, por… la pasión sentía que había ahogado tanto a la razón cuando la razón tenía razón, que, ahora razonablemente, le tocaba rescatarla. La razón, dudosa de que la pasión entendiera que la razón tenía razón, poco a poco fue saliendo nuevamente a la luz. Por momentos tiene miedo de volver a morir, por momentos siente que le gana a la pasión, pero hay momentos en los que se queda inmóvil, quieta dejando que el tiempo, mediador por excelencia, decida cuál de las dos debe quedar.

Un día, inesperadamente, llega lo nuevo. La pasión no soportaba ser calmada por la fuerza de lo nuevo, y lo que más le molestaba era la idea de que lo nuevo existía porque la razón supo cómo actuar. Lo nuevo no era nuevo, era un viejo nuevo, que a la pasión y a mí, nos resultaba nuevo porque nunca supimos que eso era nuevo para ver, y para mirar, y para sentir.

Lo nuevo puso todo de sí, casi sin saberlo, y decidió convidarle un misterioso bocado de realidad a la pasión. Ella, incontrolable pero con la inconciente necesidad de ser atada, controlada, fue cayendo suavemente entre los brazos de lo nuevo, que le proponía cosas que ella nunca antes había vivido. Lo nuevo era nuevo, y por nuevo era novedoso, pero la pasión no entendía aún qué era lo que lo nuevo hacía de nuevo, que casi sin saberlo, sabía lo que estaba logrando. Casi no lo sabe. Casi.

La razón, que no mucho antes había decidido darse por vencida, y, al menos, eligió reconciliarse con la pasión, morir, pudo darse cuenta de la necesidad de su enemiga por ser apaciguada.

Y mientras esta sucesión de hechos ocurrían dentro de mí, yo seguía dejando correr el tiempo, por unos días, eligiendo a la pasión, por otros, eligiendo a la razón, pero nunca eligiendo a lo nuevo. Supongo que por miedo a la caída, supongo que por miedo a entender, supongo que el miedo no me dejó. Ni me deja.

Pero de a poco, la razón, lo nuevo, y la pasión se complementan, se completan y wow… de qué fascinante manera todo parece revivir.

Pasión, vieja y arrugada, sucia por la humillación de lo viejo, mareada por el vaivén de la indiferencia, maltratada y arrugada por la confusión, dejada de lado, tomada nuevamente, dejada de lado otra vez.

Razón, cansada de ser, de vivir y morir constantemente, cargada de rechazos, cargada de valor, ya poco comprometida, olvidó su objetivo y se dejó tentar por la tentación, de lo nuevo. Nuevo, nuevo. Y eso habla mucho.

Yo, dispuesta a recibirte, Nuevo, morir y volver a nacer. De nuevo, no con lo viejo, sino con vos, Nuevo.

lunes, 27 de abril de 2009

Delirios


Es bueno de vez en cuando tener delirios.Vienen con su poquito de locura,de enajenación,pero no importa. En ciertas fases nos hacen perder el tino, quizá porque el tino suele ser tedioso.
Los delirios nos sacan del mundo cotidiano,nos arrojan en brazos de las desmemoria, y así, sin la menor prevención disfrutamos del olvido.
Por una vez (¡y qué excepción!) saltamos por encima de esa valla llamada horizonte y nos abrazamos con otros delirantes que nos inventan nombres y destinos.
Los delirantes pasamos al lado de la muerte y le hacemos un guiño. Nos movemos como si fuéramos eternos, sin tomar precauciones, más o menos sonámbulos, festejando los rayos y los truenos, y mirando a través de la lluvia.
Los delirios son premios,vida entre paréntesis, pero cuando el paréntesis se cierra y regresamos a lo cotidiano, a lo cabal, a lo de siempre, sentimos entre pecho y espalda una aguda nostalgia del delirio.

Mario Benedetti

No más


Yo tenía las intenciones,

y vos lo sabías muy bien.

Yo era capaz de amigarme con el tiempo,

y vos lo sabías muy bien.

Yo quería darte todo, todo de mí,

y vos lo sabías muy bien.

Te busqué en las noches,

y creí encontrarte,

me desperté,

y de día,

ya no estabas más.

Pero yo no cargo más con esto,

parece que eso no lo sabés.

Entonces…

¿Por qué no supiste valorarme?

¿Por qué jugaste con mi espera, te apoderaste de

mi tiempo y lo intentaste manipular?

¿Por qué a tu antojo? Yo quiero que sea a mi antojo

¿Por qué no recibiste lo que yo estaba dispuesta a dar?

¿Por qué, ahora, que en mí nada queda,

pretendés volver para atrás?

No te equivoques, ya te equivocaste demás

no intentes reclamarme, vos sabes que yo puedo

decirte mucho más

No te confundas, ese cuento ya lo contaste,

y te creí,

y reíste,

y reíste,

incluso viéndome llorar.

No te arrepientas, a mi ya no me interesa,

Dejame volar, dejame dejarte

dejame manejar mi realidad

que si somos dueños de un destino,

es del que no nos va a juntar jamás.

Que si somos cuerpos presos,

de algo estoy segura,

al mío ya le dieron libertad.

Que si quedaron miradas,

son las de afuera,

que sabían,

y que yo sabía,

que esto estaba mal.

Que si quedaron palabras,

no importa, no importa

olvidalas,

yo sé que no te cuesta borrar.

Tu condena y mi cadena

ya no saben hablar,

ya no tiene sentido,

por favor, no lo fuerces más.

El lavarropas


Llega un momento del día,o de la semana o del mes, en el que caigo en la cuenta de la cantidad de ropa sucia que tengo acumulada y debo lavar.
Es así, que decido iniciarme en esta rigurosa aventura de quitar aquellas manchas molestas, y qué mejor aventurero que el lavarropas para acompañarme en la verdad.
Entonces separo las prendas de colores de las oscuras: le entrego al lavarropas las últimas,en primer lugar, así la parte fea del proceso termina rápido.
Coloco quitamanchas, y un poco de suavizante, para que la oscuridad toma al menos un sentido agradable, no tan acartonada. Mi amigo el lavarropas me transmite mediante sus luces que él se hará cargo, por un lento proceso, de hacer desaparecer esas manchas de la oscuridad. Y así, comienza.
Primero se llena de agua, y da la sensación de que las prendas oscuras se ahogaran. No sé por qué, pero eso me pone feliz. Luego comienza a asomarse espuma, espuma blanca, muy muy blanca, que hace que la oscuridad desaparezca. Parece que sólo es un instante. Se detiene unos segundos.Espera.Piensa qué hacer con ellas.
Para un lado,para el otro. El lavarropas traslada las prendas oscuras por todo su interior, como si quisiera deshacerse de ellas. Algunas se quedan pegadas en sus paredes, otras siguen dando vueltas al compás del intento por ser exterminadas. Esto ocurre durante un largo tiempo,que parece nunca acabar.
Vuelve a llenarse de agua, pero ya las prendas no se ahogan. Las vueltas incansables que el lavarropas da para eliminar la oscuridad, lo terminan confundiendo,hasta enfurecer.Entonces,como si una fuerza superior lo controlara,mi lavarropas da giros cada vez más rápido durante un tiempo considerable. Las estruja. Las arruga. Retuerce. Se calma, y se vuelve a enojar. No puede contra ellas, entocnes decide dejarlas en paz. Es ahí cuando saco a las oscuras prendas del lavarropas,y mis esperanzas por no verlas nunca más se desvanecen. Es ahí cuando comprendo que sólo puedo quitarles las manchas,perfumarlas,estirarlas,plancharlas y volverlas a usar. Es ahí, cuando entiendo que siempre irán conmigo, sólo tengo que aprender a llevarlas.
Y entonces, mi lavarropas, calmado, como en off, queda espectante, sigiloso, esperando a las prendas de colores para hacerlas brillar, o a las oscuras, para intentarlas apagar.